A sus 43 años, ya ha debido dejar Quito y luego Madrid antes sucesivas crisis económicas. Hoy, con su propio restaurante ecuatoriano instalado en Londres, trabaja de sol a sol para abrirse camino y sacar adelante a los suyos.
“Fue duro tomar la decisión. La crisis estaba cerrada. Todo el mundo estaba saliendo. Había que buscar una puerta, una salida para llevar una mejor vida”. Cuando Lenín Erazo recuerda el día en que decidió abandonar Quito asegura que no tenía alternativa. Corría el año 2000. “No había trabajo, no había salidas, no había oportunidades”, afirma. “Nunca quise salir del Ecuador, nunca quise”, enfatiza.
Con estudios de contabilidad y habiendo trabajado como contador, Lenín tomó un avión a Madrid, donde ya residía su hermano.
“Al llegar a España todo era desconocido. Empecé a trabajar como empleado en una panadería, después montando aire acondicionado. Luego saqué el carnet de conducir y me dediqué a manejar camiones en una muy buena empresa”, recuerda.
Lenín alcanzó a vivir 10 años en España hasta que la crisis económica golpeó el país. Ahí ya había incursionado en un negocio propio. Se trataba de una panadería ecuatoriana, la que logró abrir gracias a un préstamo del banco. “Con la crisis no había para pagar, hubo reducción de sueldos, fue terrible. Tuvimos que decidir salir otra vez a buscar”.

En 2009, buscando nuevos horizontes Lenín realizó un viaje a Inglaterra para conocer el mercado. Volvió a España y, tras un año, decidió venirse al Reino Unido de manera definitiva en octubre de 2010.
A su llegada y sin mayores contactos comenzó a trabajar haciendo limpieza de oficinas y baños en London Bridge. De ahí saltó a lavar platos en el restaurant Costa Azul, ubicado un kilómetro más al sur, en Elephant & Castle.
El dueño del restaurant tenía a su vez una pequeña tienda que estaba vendiendo ante la falta de tiempo para administrarla. “Me la ofreció, pero yo no tenía el dinero”, recuerda.
Lenín se trajo lo que le quedaba en España, sacó del banco, pidió préstamos y alcanzó a reunir lo necesario para comprar el pequeño negocio. “En la vida hay que arriesgar en algo. Era una tienda latina llamada Los Colorados”, señala.
Cinco años alcanzó a tener esa tienda, también en Elephant & Castle. El día en que la cerraron, a Lenín le ofrecieron un negocio al interior del centro comercial, donde montó Miko’s, su actual emprendimiento.
En un espacio en el que caben 80 personas y en el que la especialidad es el encebollado ecuatoriano –que él mismo prepara– se dan cita ecuatorianos, colombianos, británicos e incluso franceses.
“El ritmo de vida es muy fuerte, muy intenso. Hay que despertarse de madrugada y salir a hacer compras”, explica mientras ordena un congelador lleno de alimentos.
Lenín se ve cansado, pero no baja los brazos. Su mujer –una ecuatoriana a quien conoció en España– lo apoya abasteciendo toda la tienda del restaurante con los productos de panadería y pastelería.
Sus hijos de 11 y 4 años –el mayor nacido en España, la más pequeña en el Reino Unido– son su motor y el motivo para seguir trabajando hasta que cae el sol. “Ellos van al colegio acá, hablan más inglés que español ya”, señala.
Lenín termina de ordenar las cosas, se toma un par de minutos para las fotografías de rigor y se despide para seguir trabajando. En su vida no hay tiempo que perder.
* Publicado originalmente en mayo de 2017 por The Prisma.
Evalúa este texto
( votos)También te podría interesar
Más de Migración
Ángela Camacho, orgullo por América Latina
Siete años vivió en el Reino Unido sin documentos, ocultando su identidad y origen. Hoy, liberada de cualquier atadura, le …
La gran deuda del periodismo con la migración
Falta de dinero, tiempo y experticia son algunas de las razones que explican la débil y parcializada información que los …
De tacos y quesadillas: un mexicano en Brixton
Mauricio Rico vendía zapatos en su país natal. Pero al llegar a Londres entró de lleno en el negocio de …
Mabel Gawanas: “Estoy viendo la luz al final del túnel”
Liberada luego de tres años de encierro en Yarl’s Wood, esta mujer namibia de 43 años se convirtió en un …
Crónica de una manifestación de primavera
Dos mil personas gritan en Yarl’s Wood por el cierre de los centros de detención de inmigrantes en Inglaterra. Así …
De Bogotá a Londres, sin escalas
Diez años viviendo en la capital británica cumple por estos días Andrés Hernández, un colombiano que llegó al Reino Unido …