Mauricio Rico vendía zapatos en su país natal. Pero al llegar a Londres entró de lleno en el negocio de la comida. Comenzó lavando platos, empezó a subir y llegó a head chef. Hoy tiene un negocio de comida mexicana donde les sirve a los británicos “lo mejor de nosotros”.
Durante los próximos 10 minutos, Mauricio Rico contará la historia de su vida sin levantar ni un segundo los ojos de los tacos, quesadillas, salsas y otros platos que emanan deliciosos olores mientras se cuecen en la sartén. A no confundirse. Este mexicano de 40 años es amable, sonriente y recibe a todos como si estuvieran en su casa. Es solo que instalado en Pop Brixton y mientras se acerca el mediodía, no puede descuidar ningún detalle de su negocio.
“Llegué a Londres hace casi 13 años directo porque la situación en México estaba un poco difícil. Un ya amigo estaba viviendo aquí”, explica.
“En México estudié Comunicaciones. Trabajaba para una empresa de telefonía como capacitador para el área de servicios al cliente. Estaba bien en mi trabajo, pero de repente hubo un recorte de personal. En ese momento se me rompió el tendón de Aquiles, quedé con incapacidad y por bajo rendimiento entré al recorte”, recuerda.
Con el dinero de la liquidación decidió poner un negocio propio. “Tenía un amigo que tenía una fábrica de zapatos en Guadalajara y entonces yo traía zapatos de mayoreo desde allí a la Ciudad de México. Pero no había dinero, la economía estaba muy mal y lo único que tenía para comer eran zapatos”, dice con humor.
Mauricio tenía 28 años cuando decidió venirse a Inglaterra. “Mi idea era venirme a estudiar inglés, ver cómo era la situación por aquí. Un amigo se vino primero y me empezó a decir que la cosa estaba bien. Vamos a estudiar, vamos a hacerla, me dijo. La idea era poner un negocio juntos”.
Para su mala suerte, la novia de su amigo no logró pasar migraciones en Londres, por lo que su socio se regresó apenas dos días después del arribo de Mauricio. “Me quedé, dije voy a seguir estudiando y a ver qué pasa”, recuerda.

Con un inglés aun muy precario, comenzó lavando platos en un restaurante mexicano. “Poco a poco me empezaron a subir de posición hasta que llegué a ser el segundo al mando. Y luego, cuando abrieron otro restaurante en Covent Garden, ya me pusieron como head chef”.
Con una abuela cocinera y parte de su familia trabajando en cafeterías, Mauricio conocía el mundo de la comida.
Al ver que el restaurante en Covent Garden cerraría, una pareja de amigos le ofreció sumarse a este negocio en Brixton. “Llegamos a un acuerdo y me vine para acá, a ayudar y a tratar de que esto crezca”, explica.
Mauricio se siente cómodo. Asegura que en verano –cuando llueve menos– llega muchísima gente. Pese a no tener familia en Europa, se ve viviendo muchos años más de este lado del océano.
“La verdad es que ya no me planteo regresar. La situación, la edad y todo… como que ya te encuentras un poco más estable aquí. Quizás ir a retirarme allá, pero la situación en México ahorita está muy difícil”, sostiene.
A diferencia de la cocina, a su juicio, para adaptarse a la vida en el Reino Unido no hay recetas mágicas. “En Londres te tienes que acoplar a lo que son las leyes y la cultura inglesas, que son diferentes a las nuestras. Nosotros somos más tranquilos. Te tienes que acoplar y traer parte de tu cultura, pero sin gritarlo a los cuatro vientos ni imponerte”, explica. “Eso es lo que tratamos de hacer haciendo la comida, traer lo mejor de nosotros”.
* Publicado originalmente en mayo de 2017 por The Prisma.
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